Hace ya casi tres meses que finalmente cruzaste la línea de lo tangible y lo que era obligatoriamente una imposición.
Te agradezco que tuvieras el valor de no molestarme con tu hipócrita arrepentimiento, te agradezco que dejaras de fastidiarme exigiendo para ti un sustento económico que no te merecías ni por derecho sanguíneo y mucho menos por cuestión moral.
Fuiste artero, drástico, dramático, energúmeno, violento, agresor, apabullantemente opresor de mi persona desde mi infancia, porque no podías con el resentimiento de tu pasado y creías que podrías descargarlo en mi y salir triunfante apegándote a la moral, a la sangre y a la obligación social.
Me alejaste y me privaste de mis consanguíneos, solo porque te dio tu maldita gana, solo porque para ti el concepto de familia se destruyo, te encargaste de que la familia destruyera mi esencia y me relegara al olvido, al destierro y al desconocimiento total y artero.
En cuanto tuve mi primer oportunidad me aleje de ti, te di la espalda, y tu reacción fue de reproche, me cantabas según lo que me habías dado y que según tu te debía.
Nunca te debí nada en absoluto, termine mi secundaria por mi propio pie y en medio de la depresión a la que me lanzaste, inicie y termine mi preparatoria totalmente solo ya que tu ego te mantenía muy ocupado lambiéndote las heridas que yo no te había causado, inicie y termine mi carrera sin pedirte ni para un pasaje, ya que tu seguías cómodo en tu plan de victima, cuando en realidad tu fuiste el verdugo.
No te debo nada, porque nunca me diste algo que me hiciera sentir en deuda contigo, me enferme y me cure por mis propios medios, me fui y me regrese de donde anduve por mi propio pie, salí de mis propios problemas por mis propios recursos, y aun cuando toque fondo no te necesite y jamás me sentí impulsado a pedirte ayuda, porque no te merecías que te debiera absolutamente nada.
No me alegra que te fueras, seria inhumano, solo me alegra que ya no estés para seguir en tu papel de victima hipócrita, me causa enorme descanso que no me estarás pidiendo lo que no te merecías, me relaja que ya no tengo que evadirte ni cuidarme de toparme contigo.
Moriste joven, pero por tu propio descuido, no tuviste la entereza de levantarte de tu propio fracaso, no tuviste los huevos necesarios ni siquiera para procurarte tu propio sustento, eras causa de mi vergüenza y de mi estertor porque te gusto ser un inútil, un mantenido, una paria a expensa de la lastima ajena.
Moriste, finalmente, en paz? no lo se y la verdad jamás me importo, tu deber era resarcir el daño que me causaste desde tiempos inmemorables, tu obligación conmigo la descuidaste porque al fin y al cabo te valí madre como tu hijo, tu papel ante mi dejaste de desempeñarlo porque nadie mas que tu importaba, todo te hería y todo te hacia sentir atacado, imbécil de mierda que estúpido fuiste.
Moriste, y que bueno, porque los sermones de procurarte que causabas por lastima se acabaron finalmente, ya nadie estará jodiendome en tu favor, aunque lo hacían mas por obligación sanguínea que por que así lo merecieras, todos sabían perfectamente que merecías lo que te estaba pasando y aun mas te merecías, la única misericordia que encontraste en el declive de tu asquerosa vida, fue la lastima ajena, una pensión que era mas un insulto que un sustento, merecías la lepra en vida, merecías suplicar morir y que la muerte te huyera.
Moriste al fin, al final es ley de vida, te tenias que ir antes que yo, y no porque yo fuera mejor que tu, lo cual gracias a mi esfuerzo siempre lo fui, te fuiste antes que yo por asqueroso, por descuidado, por lacra, por ser una mierda que malgastaba el oxigeno en esta vida, al final tu vida se volvió la mas asquerosa de las rutinas, cama-sofá-baño-sofá-cama, eras la escoria mas asquerosa que se jactaba de vivir.
Jamás te disculpaste conmigo, jamás hiciste nada por reparar todo el daño físico y psicológico que me causaste, y aun así para tu enojo, me sobrepuse, escale las posiciones que tu nunca soñaste, llegue tan lejos que no eras ni una hormiga bajo mi zapato, todo tu sufrimiento te lo merecías, la vida debió obligarte a sufrir mas, porque ningún sufrimiento se comparara jamás con el que me obligaste a vivir.
Moriste, y aun así, tuve un gesto de ética contigo, pero tampoco te lo dije porque no te lo merecías, un moño negro en mi puerta lleno de polvo y sacudido por el viento, ante las inclemencias del clima, es todo lo que hare por ti, no porque estés en mi memoria, y no porque tu memoria me importe, es porque al final es mi obligación darte una señal de despedida.
Moriste, te hacías llamar "mi padre", pero jamás me hiciste sentir "tu hijo", moriste y que bien por ti, al final era la única forma de abonarme algo a todo lo que aun me debes, tu deuda se fue contigo, yo hace eras que la deje en el camino, decidí no cargar con ella, decidí vivir, sin ti, lejos de ti, alejado de ti, olvidándome de ti, no mereces mi honra ni mi adulación, ni mi compasión, ni mi lastima, no mereciste ni mi odio cuando vivías, darte la espalda y dejarte a tu suerte no fue ni siquiera la paga de lo que tu me hiciste, y mira que las situaciones eran demasiado similares, tu me lo hiciste cuando mas pude haberte necesitado, yo te lo devolví por mera inercia, por ley de vida, por decisión propia, porque eso sembraste, y de mi eso cosechaste.
Moriste, y me da gusto que no te fuiste en paz, un moño negro no simboliza honra en tu caso, solo simboliza el color del vacío, la esencia de la nada, el color de tu historia, ya te moriste, y te demostré antes de irte que pude ser muchísimo mejor que tu, y me di el gusto de desconocerte totalmente, de ignorarte, de pisotearte, de humillarte y de restregarte en tu cara que no valías ni la tierra que pisabas, te moriste y yo sigo aquí, airoso, estoico, victorioso, y tu sigues bajo mis pies, como la escoria que siempre fuiste.
Te moriste, ahora te dejare en el lugar donde deje lo que pretendías que cargara toda mi vida, y tu castigo fue, es y siempre será el olvido, lastima que te reciban ahí, porque ni eso te mereces.
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